El 8 de mayo de 1987, la Policía Bonaerense fusiló a tres jóvenes mientras se encontraban en una esquina del barrio de Ingeniero Budge, en el sur del conurbano. El Suboficial Balmaceda, el Sargento Romero y el Cabo Miño descargaron una lluvia de balas sobre Agustín Olivera de 20 años, Oscar Aredes de 19 y Roberto Argañaraz de 24
Mientras el aparato policial ponía un cerco de uniformados en la esquina de Guaminí y Figueredo y armas alrededor de los cuerpos para encubrir el asesinato a mansalva bajo un supuesto enfrentamiento, el barrio: los amigos, vecinos y familiares se acercaban a agolparse en el lugar de los hechos y preguntar
Fue el testimonio de los vecinos y amigos, que comenzaron a organizarse para denunciar a los asesinos, y la convicción de su lucha lo que hizo que se fueran cayendo de a poco las mentiras de Balmaceda, Miño y Romero, y los tres fueran condenados
El asesinato de los tres chicos en Budge fue nombrado por primera vez como un caso de “gatillo fácil”. No fue este el primer caso (ni el último) de la larga lista de jóvenes asesinados en manos de la policía
La Masacre de Ingeniero Budge y especialmente la organización popular que surgió a raíz de este caso, es tomada como la gran impulsora del movimiento antirrepresivo post dictatorial en la Argentina.